Hidrologías ancestrales

Las mejores soluciones vienen del pasado

Por Knotion

Lo primero es establecer: ¿a qué nos referimos al hablar de hidrologías ancestrales?

Perú, 2019

Lo inició un grupo de investigadores del Imperial College London y el IMHEA (Iniciativa Regional de Monitoreo Hidrológico de Ecosistemas Andinos). Estudiaron para aprender más sobre el conocimiento, las prácticas y los sistemas indígenas de utilización del agua. Los expertos habían visto que en ciertas comunidades andinas la escasez de agua nunca fue un problema.

El objetivo era buscar en las hidrologías ancestrales del pasado fórmulas novedosas para suministrar agua a grandes poblaciones urbanas en entornos secos e inestables. También mejorar la seguridad hídrica y la capacidad de recuperación de la costa peruana ante un clima cambiante e impredecible.

México, 2017

Estudiosos del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua estudiaron un sistema de manejo del agua implantado al menos desde la presencia árabe-beréber. Fue en el sur de la Península Ibérica en el siglo VIII.

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Los expertos detectaron una intensa transformación del paisaje de Sierra Nevada. Y que hasta hoy las terrazas de cultivo y los pastos coexisten con ecosistemas de alto valor ecológico.

También constataron que gran parte de esos sistemas habían pasado desapercibidos e infravalorados durante siglos. Y ello, pese a que se mantienen vigentes hasta hoy desde la Edad Media.

Unesco, 2002

Un grupo de expertos fue invitado a exponer sobre hidrologías ancestrales basadas en los antiguos sistemas de captación y utilización de agua en el mundo. En el panel llamado “El agua y los pueblos indígenas” expusieron que los habitantes del desierto en Ladakh (Himalayas indios) subsistían desde el siglo XVI. Lo hacían gracias a su sistema de riego. Sus poblaciones y tribus indígenas, sistemas de valores, conocimientos y prácticas únicas habían sido ignoradas a través del tiempo.

También citaron la argumentación de las propias tribus que habían logrado vencer la escasez de agua:

“Si un glaciar blanco no se forma en el extremo superior del valle, ¿por qué debería existir un lago azul en su extremo inferior? Si no se forma un lago en la parte inferior del valle, ¿por qué debería crecer allí un sándalo? Si no crece allí un sándalo, ¿sobre qué se posaría el cucú, rey de los pájaros? Si el cucú no viniera a posarse sobre una rama, ¿quién oiría su melódica canción?”

Los casos citados han sido analizados en distintas épocas modernas como ejemplo de gestión adecuada de la utilización del agua en el mundo. Y sus técnicas de hidrologías ancestrales siguen más que vigentes. En febrero de este año el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (SENAMHI, 2018) de Bolivia señaló:

En la microcuenca de Jacha Mauri una tercera parte de las tierras es sobreexplotada por encima de su capacidad de uso.

También plantearon la retención de sedimentos en fuente a través de la identificación e implementación de medidas ancestrales de manejo y conservación de suelos. El proyecto sigue en pie.

Unesco, por su parte, destaca en El agua y los pueblos indígenas los Kankanaeys de Filipinas, los Meite de Birmania, lo Khomani San del Kalahari…

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Las técnicas

Hoy gobiernos, instituciones y expertos de todo el mundo estudian los aportes de quienes el mundo occidental desdeña con soberbia.

Los análisis arrojan que cuando se habla de hidrologías ancestrales las técnicas varían. Es posible encontrar diversos métodos concebidos y ejecutados en siglos anteriores que siguen perfectamente funcionales el día de hoy. Todos los casos, sin embargo, parten de una premisa fundamental.

Lo sintetizó acertadamente David Groenfeldt, antropólogo y Director Ejecutivo de Santa Fe Watershed Association en Santa Fe, Nuevo México:

“En general, las sociedades indígenas tienen valores espirituales con respecto al agua que no se encuentran en la perspectiva general de la cultura occidental. Para las sociedades indígenas, las conexiones naturales y espirituales vinculan a los humanos, el agua, los peces y el río. Y descartan colocar el deseo humano de disponer de una cantidad ilimitada de agua por encima de las necesidades de la naturaleza…”

Agregó que en contraste con la cultura occidental, la perspectiva espiritual indígena relativa al medio ambiente “goza de una voz más fuerte en la sociedad”.

En pocas palabras: poner las necesidades colectivas en el centro de su modelo de desarrollo.

Lecciones desde el pasado

Es un hecho que las antiguas civilizaciones indígenas que consideramos premodernas pueden darnos lecciones respecto de nuestra relación con el entorno. Y también lo es que esas lecciones son más necesarias que nunca.

En la actualidad, según la ONU, 2,200 millones de personas en el mundo existen no tienen acceso al agua. 2,000 millones de personas dependen de centros de atención de la salud que carecen de servicios básicos de agua. 4,200 millones de personas (más de la mitad de la población mundial) carecen de servicios de saneamiento gestionados de forma segura. Y 297,000 niños menores de cinco años mueren cada año debido a enfermedades diarreicas causadas por las malas condiciones sanitarias o agua no potable. Son apenas algunas de muchas otras cifras dramáticas…

Para nuestra esperanza, la solución está más cerca de lo que creemos.

El antropólogo Vernon Scarborough descubrió que los mayas de 600 A.C. hasta 800 D.C. sobrevivieron a condiciones a las que muchos no lo hicieron .

Y lo hicieron debido a la gestión del agua.

Los habitantes de la zona construyeron un extenso sistema repleto de canales para hacerla transitar. Hay tanques para almacenarla en los meses lluviosos, represas para racionarla en los meses secos, y compuertas para controlarla mejor. También resolvieron el problema de la contaminación de sus aguas. Lo hicieron mediante filtros de capas de arena de cuarzo. Los mayas las habían importado, logrando que incluso el agua de la superficie fuera segura para consumir.

Nueva perspectiva

“Uno de los grandes problemas que tienen los pueblos originarios es el desprecio a su cocimiento ancestral. Y particularmente hacia quienes lo atesoran: la gente grande” señaló en marzo del 2021, durante el Foro Académico Saberes ancestrales. Realidades virtuales, el Subdirector de Etnografía en el Museo Nacional de Antropología Arturo Gómez.

En la actualidad, según la ONU, 2,200 millones de personas en el mundo existen no tienen acceso al agua.

“Invito a que aprendan a valorar su cultura y equiparar todos los conocimientos universales”, agregó.

Tenemos mucho que aprender de las culturas que nos antecedieron. Las hidrologías ancestrales son apenas un atisbo. Lo que queda es asumir nuestra ignorancia respecto de muchos temas que ellos resolvieron con acierto.

Una necesidad urgente en favor del mundo.

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