Tratas a tus hijos e hijas como iguales, respetas su individualidad y priorizas sus derechos.
Intentas ser empático/a y sintonizar con sus intereses.
Utilizas un modelo disciplinario basado en el equilibrio, porque sabes que no se trata de castigar o premiar.
Regulas tus emociones antes de tratar con ellos.
Empatizas con sus puntos de vista.
Respetas sus ritmos de progreso porque sabes que tu hijo, como todos los niños, es una persona única, especial y diferente.
Tienes en cuenta sus características y no le exiges cosas para las que no está preparado.
Le enseñas a reflexionar sobre su conducta cuando comete algún error.
Le felicitas cuando hace las cosas bien y elogias permanentemente sus cualidades positivas.
En especial: sabes que enseñarle a conquistar su propia felicidad es el mayor legado que podrías darles.
Felicidades. Eres un padre o una madre que aplica los principios de la crianza positiva. Un valor intrínseco en la formación de las nuevas generaciones. Un modelo de crianza avalado por estudios y especialistas de todos los ámbitos del conocimiento.
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La crianza positiva es un concepto hoy en boga. Se define como “un estilo de crianza en el que el comportamiento de los padres se sustenta en el interés superior del niño”. Parte por la premisa de reconocer a los niños y niñas como individuos de pleno derecho, y la crianza va dirigida a proteger, guiar y potenciar su desarrollo.
Entre las ventajas de criar de esa forma a tus hijos e hijas está que este método les posibilita:
- Aprender a ser más independientes, ya que pueden perseguir sus propias metas y saben lo que quieren;
- Cultivar habilidades como resolución de problemas, comunicación, empatía, respeto y colaboración;
- Comprender sus errores y las consecuencias, y ser capaces de identificar soluciones y tener la actitud para mejorar;
- Reafirmar su vínculo afectivo contigo, porque tu hijo se sabe importante y se siente querido y atendido.
La crianza positiva se define como “un estilo de crianza en el que el comportamiento de los padres se sustenta en el interés superior del niño”.
Todo lo anterior es vital. Esos puntos son la base que harán la diferencia en qué tan felices puedan ser tus hijos más adelante. Y sin embargo, puedes hacer aún más. Los valores positivos que promueves en tu hogar deberían colectivizarse, porque tú no vives solo en el mundo. Tampoco tu familia es la única en tu ciudad. Piensa en tu casa como un reducto de paz en medio de un barrio afectado por varios problemas.
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¿No crees que tarde o temprano alguno de esos problemas terminará por afectar a tus hijos y a tu familia completa?
De ahí la relevancia de pasar de la crianza positiva como factor interno (familiar) a la crianza sostenible como factor externo (sociedad).
Déjame explicarte en qué consiste esa transición.
Básicamente se trata de pasar de la responsabilidad individual, definida por la RAE como el simple hecho de poner cuidado y atención en lo que se hace o se decide, a la responsabilidad social, es decir, a construir el marco ético en el que los individuos, las familias o las corporaciones tomarán acciones que beneficien a la sociedad en su conjunto.
Se trata, en el fondo, de aprovechar tus virtudes privadas en favor del interés público.
Lo anterior es de importancia radical. Se han escrito miles de páginas sobre la necesidad de participar activamente en los asuntos que nos atañen a todos (los seres humanos somos ante todo seres sociales, decía Aristóteles) y de cultivar colectivamente los frutos positivos ganados en la privacidad de tu hogar.
Se trata de pasar de la responsabilidad individual a la responsabilidad social, es decir, a construir el marco ético en el que se tomarán acciones que beneficien a la sociedad en su conjunto.
Las organizaciones internacionales más importantes también subrayan el tema.
En 2014 la Asamblea General de la ONU resaltó la importancia que se debe otorgar a la familia en todos los esfuerzos para el desarrollo y el bienestar de la humanidad.
Y en 2018 Dominic Richardson, director del Departamento de Política Social y Análisis Económico de la UNICEF, señaló en su texto Familias, Política Familiar y los Objetivos de Desarrollo Sostenible que
“se pueden identificar al menos seis ODS donde el papel de la familia es importante: los relativos a la pobreza, sanidad, educación, igualdad de género, mercado de trabajo y paz e instituciones”.
Además, agregó,
“el impacto sobre estas áreas puede tener efectos cruzados entre sí, propiciando un efecto multiplicador del impacto de las decisiones socioeconómicas de las familias sobre los indicadores seleccionados”.
Vamos ahora a la práctica. Nos ayudará a comprender mejor por qué la responsabilidad privada puede impactar enormemente en el bienestar colectivo. Observemos algunos ejemplos concretos.
¿Has pensado alguna vez en los miles de pañales que se gastaron después que nació tu hijo o hija? ¿Y las toallitas, tetinas, biberones? En su primer año de vida un bebé puede multiplicar por cuatro los residuos de un adulto.
Y después, cuando tus hijos fueron más grandes, ¿cuántas botellas plásticas consumieron y no reciclaron? Cada minuto se vende un millón de botellas de plástico en todo el mundo. Y cada botella de plástico tarda unos 450 años en descomponerse, y si no está a la intemperie la cifra se aproxima a los mil años.
Y las bolsas que usaste, ¿eran reutilizables? Las bolsas plásticas tardan entre 400 y mil años en descomponerse y su llegada al mar provoca la muerte de miles de peces y otros animales por su ingesta al ser confundida con medusas u alimento.
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¿Y qué hicieron con los envases de vidrio en los que venían los alimentos de tus hijos? ¿Aún los conservas para guardar otros alimentos? Se requiere una cantidad enorme de energía para calentar las materias primas para hacer vidrio. Todo ese proceso puede liberar gases altamente contaminantes como dióxido de azufre y dióxido de carbono.
¿Te das cuenta de qué se trata?
Por eso mismo ahora se trata de hacer que tus valores familiares se conviertan en beneficios para todos. Empezando por tus hijos. En el año 2013 la UNICEF señaló que “el desarrollo sostenible empieza con unos niños seguros, sanos y bien instruidos”.
Ante esa cita tan elocuente, podríamos agregar:
Niños seguros, sanos y bien instruidos serán quienes verdaderamente tendrán la capacidad de construir un mundo más sostenible para todos.
Se trata de hacer que tus valores familiares se conviertan en beneficios para todos. Empezando por tus hijos. En el año 2013 la UNICEF señaló que “el desarrollo sostenible empieza con unos niños seguros, sanos y bien instruidos.
Según la UNICEF, “Los ODS no se pueden alcanzar si no se respetan los derechos de los niños y los adolescentes. Como líderes del mañana, la capacidad de los niños para proteger el futuro de todos nosotros dependerá de lo que hagamos hoy por garantizar sus derechos”.
Ahora es nuestro deber de padres cumplir ese desafío.
La ONU nos recuerda que cada uno de nosotros puede contribuir a reducir el cambio climático y a cuidar de nuestro planeta. Y entre las actividades que propone que alientes a realizar a tus hijos e hijas están:
- Defender a cualquier persona que esté siendo discriminada;
- Combatir la desinformación basándose en evidencias científicas;
- Usar bici o transporte público siempre que pueda;
- Aprender qué tipo de plantas hay en tu zona y cuáles son sus características;
- Reciclar papel, tener su propio bolso y usar solo las servilletas necesarias al comer;
- Apagar las luces y desenchufar los aparatos que no se necesitan;
- Finalmente, y sobre todo, ¡expresar sus opiniones sin temor!
Podemos aprovechar los valores de la crianza positiva con que has educado a tus hijos. Debemos enseñarles a amar y cuidar su entorno, y sobre todo, predicar ante ellos con el ejemplo. El mundo podrá mejorar solo si colectivizamos lo que hemos aprendido. Por eso mismo en Knotion tenemos alianzas con empresas e instituciones que tienen el mismo desafío, entre las que se cuentan Widu, Plastic Oceans, Dreambox, Cognia, Heartmath, Endeavor, Scholastic, RobotiX y Code School Finland.
Educar en los ODS es la base de una verdadera crianza positiva. Cambiar el mundo requiere del compromiso de todos.
FUENTES: